Las remesas se han convertido en el motor económico de millones de familias mexicanas. Representan casi 4 % del PIB y sostienen el consumo en estados como Michoacán, Guerrero, Zacatecas o Chiapas, donde equivalen hasta al 16 % de la economía local.
Aunque México cerró 2024 con un récord de 64,745 millones de dólares en remesas, este año la tendencia cambió. Entre enero y julio de 2025, los envíos cayeron 5.5 % respecto al mismo periodo de 2024, según cifras del Banco de México.
Con esta contracción, se rompió la racha de 11 años consecutivos de aumentos anuales. Tan solo en julio llegaron 5,330 millones de dólares, una caída de 1.3 % interanual y de 4.7 % mensual.
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1. Política migratoria y medidas fiscales en Estados Unidos afectan remesas
Por un lado, la política migratoria de Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump endureció las condiciones para los migrantes. Redadas más frecuentes y discursos de criminalización generan temor en las comunidades mexicanas.
Además, en junio se aprobó la aplicación de un impuesto del 1 % a las remesas enviadas en efectivo, giros o cheques a partir de 2026. Aunque solo el 0.9 % de los envíos se realiza por estos medios, el impacto simbólico es fuerte, lo que podría incidir psicológicamente entre la comunidad migrante mexicana.
En respuesta, la presidenta Claudia Sheinbaum anunció un programa de reembolso a connacionales, al considerar que el gravamen viola el tratado bilateral de 1994 contra la doble tributación. El gesto político busca mitigar la desconfianza.
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2. Factores económicos detrás de la caída
Por otro lado, la caída en remesas no puede explicarse solo por medidas coyunturales. Diego A. Onofre Pérez, profesor de la Facultad de Economía de la UNAM, declaró en julio pasado a la Revista UNAM Global que la raíz está en la dinámica del mercado laboral estadounidense.
Según el académico, el flujo migratorio responde a los ciclos de acumulación de capital y la necesidad de mano de obra. Si el empleo se desacelera, los envíos de dinero también disminuyen, sin importar muros o políticas restrictivas.
Asimismo, el fortalecimiento del peso frente al dólar reduce el incentivo de enviar mayores montos. Entre enero y julio, el envío promedio bajó de 394 a 392 dólares, mientras que el número de operaciones cayó 4.9 %.
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3. Consecuencias del retroceso de las remesas en México
En tercer lugar, los efectos ya se sienten en la economía nacional. De acuerdo con Banxico, cada peso adicional en remesas genera hasta 2.67 pesos en producción bruta, principalmente en consumo. La caída frena este multiplicador.
En comunidades rurales, donde las remesas son el principal ingreso, el retroceso amenaza la estabilidad financiera de los hogares. Según la UNAM, se trata de la mayor contracción en más de una década, comparable solo con la crisis de 2008.
Además, la caída del 16.2 % en junio, la más pronunciada en 13 años, encendió las alarmas sobre la vulnerabilidad de la economía mexicana, que depende en gran medida de estos flujos externos.
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– ND