La costa de Veracruz es un punto crítico para el varamiento de animales marinos, un fenómeno que va en aumento debido a la contaminación, el cambio climático y la actividad humana. Ante esta problemática, un equipo de estudiantes y científicos de la Universidad Veracruzana (UV), a través de su Laboratorio de Mamíferos Marinos (Labmmar), ha asumido un rol protagónico en la conservación. En estrecha colaboración con la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), este grupo no solo rescata a las especies en riesgo, sino que convierte cada evento en una valiosa oportunidad para la investigación y la formación de nuevas generaciones de biólogos.
El trabajo del Labmmar va más allá del rescate. Su coordinadora, Isabel Hernández Candelario, explica que los varamientos son una “ventana” para entender la salud de los océanos. «Son una señal o un reflejo de lo que a nosotros nos pudiera estar pasando», señala. Este enfoque convierte la atención de una emergencia en una fuente de datos cruciales para la ciencia. Los estudiantes, al participar en estos rescates, no solo aprenden los protocolos de campo, sino que también obtienen muestras vitales para sus tesis, artículos y ponencias.
Tipos de varamientos y protocolos de los Científicos de la UV
El varamiento es un evento en el que un animal marino llega a la playa, ya sea con vida o muerto. Existen dos tipos principales:
Varamientos solitarios: Ocurren cuando un solo animal se vara. Las causas pueden ser enfermedades, lesiones, desorientación o intoxicación por contaminantes.
Varamiento masivo: Implica a dos o más individuos de la misma especie. A menudo está relacionado con factores ambientales como ruidos submarinos (causados por sonares o sismología), cambios bruscos de temperatura o corrientes.
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Para enfrentar estos eventos, el Labmmar, en conjunto con Profepa, ha establecido protocolos claros y estrictos.
El primer paso siempre es notificar a la autoridad competente. «Nuestra línea de acción depende mucho de lo que nos diga Profepa», asegura Hernández Candelario.

Una vez autorizada la intervención, los estudiantes y biólogos proceden con el manejo seguro del animal, la toma de muestras biológicas (tejidos, sangre) y el traslado del ejemplar si es necesario, todo bajo una orden de resguardo de la autoridad.
La especie más común que atienden en la región es el delfín nariz de botella (Tursiops truncatus), un mamífero marino icónico que a menudo es víctima de redes de pesca o de la contaminación plástica.
De la teoría a la práctica: el papel de los estudiantes de la UV
La participación de los estudiantes en los varamientos es una experiencia de aprendizaje invaluable.
Más allá de los libros, pueden ver de cerca el tamaño y las características de las especies oceánicas. «Es la forma de cómo se pueden dar cuenta si realmente quieren estudiar a la especie», afirma la investigadora.
El contacto directo con la vida salvaje y la responsabilidad de un rescate forjan en los futuros profesionales un compromiso real con la conservación.
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Además de los estudiantes, el Labmmar ha capacitado a autoridades de Protección Civil y a habitantes de municipios costeros como Veracruz, Alvarado y Boca del Río.
Este esfuerzo comunitario es fundamental, ya que los primeros en responder ante un varamiento son los ciudadanos locales. Capacitar a la población asegura que los reportes sean precisos y que se sigan los protocolos de seguridad hasta la llegada de los expertos.

Investigación y conservación en el Golfo de México
La labor del Laboratorio de Mamíferos Marinos en el que trabajan científicos de la UV no solo contribuye a la conservación local, sino que también alimenta la base de conocimiento global sobre las amenazas que enfrentan estas especies. Los datos obtenidos de cada varamiento, desde la salud del animal hasta la causa de su muerte, se analizan minuciosamente para identificar patrones y proponer soluciones.
Este trabajo colaborativo entre la academia y las autoridades es un ejemplo de cómo la ciencia puede ser una herramienta poderosa para la protección ambiental.
La red de varamientos de Veracruz, consolidada desde 2015, es una muestra de que la coordinación, la capacitación y la investigación son esenciales para proteger la vida marina en un ecosistema tan frágil como el Golfo de México.
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