El sueño de una casa propia para el Cruz Azul está más cerca que nunca. Tras años de incertidumbre, el presidente del club, Víctor Velázquez, ha reafirmado con contundencia que la construcción de un nuevo estadio en la Ciudad de México es un proyecto «sí o sí». Esta declaración busca tranquilizar a una afición que ha visto a su equipo deambular por el Estadio Azteca y el Estadio Olímpico Universitario, compartiendo casa con rivales directos.
Sin embargo, el camino no es fácil y la construcción de un recinto de esta magnitud en una de las ciudades más densamente pobladas del mundo presenta grandes retos logísticos, urbanísticos y financieros.
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El proyecto, que ha estado en la agenda del club desde la demolición del Estadio Azul en 2018, es un símbolo de autonomía e identidad.
La falta de un inmueble exclusivo ha sido una de las mayores críticas de los aficionados, que anhelan un espacio que represente la historia y la pasión del equipo.
En un entorno donde otros clubes como el América (con la remodelación del Estadio Azteca) o el Monterrey (con el Estadio BBVA) han apostado por la modernización y la exclusividad, Cruz Azul busca sumarse a esta tendencia para fortalecer su patrimonio y consolidar su marca.

Retos urbanos y respaldo gubernamental: claves para Cruz Azul
La principal dificultad, según Velázquez, es encontrar un predio adecuado en la capital. La alta densidad urbana y las complejas regulaciones de uso de suelo en la Ciudad de México han sido el principal obstáculo.
A pesar de que el club ya ha sostenido reuniones con funcionarios del Gobierno capitalino, quienes han presentado diversas opciones de ubicación, el proyecto sigue en fase de definición territorial.
El respaldo de las autoridades es crucial. La construcción de un estadio no solo implica la obra en sí, sino también un análisis de impacto vial, social y ambiental.
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La construcción de un estadio podría generar problemas de tráfico, gentrificación en la zona y contaminación, si no se planea de manera estratégica.
Por ello, el consenso y la colaboración entre el club y el gobierno son esenciales para asegurar que el proyecto beneficie a la comunidad y no se convierta en una carga.
Más allá de un estadio: un legado para la afición
Para el presidente del club, este proyecto va más allá de la infraestructura. Se trata de un legado que perdure en la historia del equipo.
«Quiero dejar algo que quede para toda la vida para Cruz Azul y ese va a ser su estadio», afirmó Velázquez, un mensaje que resuena con fuerza entre la afición.

La construcción de un recinto de esta magnitud también abriría nuevas oportunidades económicas para el club, como la venta de derechos de nombre (naming rights), la explotación comercial del espacio para eventos y conciertos, y el aumento de la venta de entradas y mercancía oficial.
De esta manera, el estadio no solo sería un hogar para los partidos, sino también un centro de negocios que fortalecería las finanzas de la institución a largo plazo.
Con el proyecto en marcha y el respaldo gubernamental como pieza clave, el Cruz Azul se prepara para escribir un nuevo capítulo en su historia, uno que le daría a su afición un espacio propio y a la institución la consolidación que ha buscado por años.
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