Panorama Latino.- El sistema de salud mexicano enfrenta una presión creciente derivada del alto consumo de refrescos y comida chatarra. Ante esta situación, autoridades federales advirtieron que, de mantenerse la tendencia, los servicios médicos podrían colapsar en los próximos años.
Durante su conferencia matutina del jueves, la presidenta Claudia Sheinbaum recalcó que el incremento al Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) a bebidas azucaradas y productos ultraprocesados, incluido en el Paquete Económico 2026, no tiene fines recaudatorios, sino de salud pública.
Agregó: “el objetivo no es recaudatorio, lo que queremos es que se consuma menos”.
Sistema de salud en riesgo por enfermedades crónicas
De acuerdo con el subsecretario de Integración Sectorial y Coordinación de Servicios Médicos, Eduardo Clark García Dobarganes, los refrescos son la principal fuente de azúcar en la dieta nacional.
Sobre esto, el funcionario precisó que cada mexicano consume, en promedio, 166 litros de estas bebidas al año.
Por ello, el impacto en el sistema de salud es severo. Cada botella de 600 mililitros contiene alrededor de 15 cucharadas de azúcar, lo que contribuye al aumento de casos de diabetes, hipertensión y obesidad. Estas enfermedades ya representan 40% de las consultas en unidades del IMSS.
Además, Clark recordó que más de 100,000 personas en México reciben terapias de sustitución renal, un tratamiento costoso que representa 415,000 pesos anuales por paciente.
Como consecuencia, este gasto resultará insostenible para las finanzas públicas si la epidemia de enfermedades metabólicas continúa.
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Medidas fiscales y resultados en otros países
Según la Secretaría de Salud, más de 119 países han implementado impuestos similares. En Reino Unido, el azúcar en los refrescos reformulados bajó 30%. Sudáfrica registró una caída del 29% en el consumo de bebidas azucaradas en un año.
En Chile, la reducción alcanzó 21%, mientras que en Berkeley, California, se registró una baja acumulada de 52% en tres años. México ya cuenta con antecedentes: cuando en 2014 se implementó un impuesto de un peso por litro, el consumo cayó 10% en dos años.
Ahora, con el ajuste de 2026, el IEPS alcanzará poco más de tres pesos por litro. Esto encarecerá en alrededor de un peso las presentaciones de 600 mililitros, lo que podría reducir en 7% el consumo durante los primeros dos años.
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Impactos esperados en el sistema de salud
El subsecretario Clark subrayó que, aunque el propósito central es sanitario, también habrá beneficios financieros. Al respecto, calculó que los recursos adicionales podrían alcanzar 41,000 millones de pesos que se destinarán íntegramente a un fondo de salud.
En este sentido, la presidenta Sheinbaum confirmó que dichos recursos se aplicarán a la prevención y tratamiento de enfermedades relacionadas con el consumo de bebidas azucaradas.
“Todo ingreso adicional se destinará a un fondo de salud para atender diabetes e hipertensión”, aseguró.
Asimismo, el secretario de Salud, David Kershenobich, informó que el financiamiento permitirá acceder a terapias innovadoras como la semaglutida y otros medicamentos para controlar la glucosa y prevenir insuficiencia renal.
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Estrategias complementarias para proteger la salud
El Gobierno federal adelantó que, además de la política fiscal, se impulsarán campañas masivas de prevención en medios digitales y espacios públicos. Estas acciones promoverán estilos de vida saludables mediante alimentación balanceada y actividad física.
Incluso, se proyecta el uso de videojuegos educativos para transmitir hábitos saludables desde la infancia.
“Estamos en el proceso de implementar videojuegos para los niños que permitan transmitir conceptos muy importantes de medidas saludables”, explicó Kershenobich.
Finalmente, el subsecretario Clark reconoció que la epidemia de obesidad y diabetes ya no puede postergarse. De continuar la tendencia, los altos costos médicos y el crecimiento de enfermedades crónicas podrían comprometer gravemente la viabilidad del sistema de salud mexicano.
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– ND