Por Juliana Uribe Villegas*
Mi regreso a la oficina, tras seis meses de licencia de maternidad, ha sido un hito tanto en mi vida personal como en la profesional. Esta pausa fue el resultado de un embarazo de alto riesgo que terminó con la llegada anticipada de mi segundo hijo. Como CEO y cofundadora de una organización consolidada, tomar esta licencia fue un reto importante, pero también una oportunidad profundamente transformadora.
A lo largo de estos años he vivido dos licencias de maternidad, muy distintas entre sí, y creo firmemente que compartir lo aprendido puede ser útil para muchas otras mujeres que lideran, emprenden y construyen desde distintos sectores.
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Cuando la desconexión se convierte en estrategia de liderazgo
Esta reflexión está pensada para las mujeres que ocupamos cargos como CEO o fundadoras de empresas, pero también para las muchas emprendedoras que están levantando sus propios proyectos. Aunque cada experiencia es distinta según la etapa del negocio y el equipo con el que se cuente, hay desafíos comunes que nos atraviesan.
En mi caso, aun siendo la fundadora de mi empresa, enfrenté temores profundos:
¿cómo dejar a “mi otro hijo”, la organización que he construido con tanto esfuerzo? Busqué referentes para guiarme, pero encontré pocos ejemplos de mujeres que hablaran abiertamente de su experiencia con la maternidad desde posiciones de liderazgo. No me quedó más que diseñar mi propio camino.
Durante mi primer embarazo planifiqué todo con precisión: delegué funciones, documenté procesos y diseñé un plan para la licencia. Esta vez, sin embargo, el destino me obligó a soltar las riendas antes de lo previsto. Mi hijo nació cinco semanas antes y mi salida se adelantó tres semanas adicionales por incapacidad. Aun así, la transición funcionó gracias a una base organizacional sólida construida durante ocho años. Esa solidez institucional fue clave: no solo evitó el caos operativo, sino que confirmó que una organización bien diseñada puede continuar avanzando sin depender de una sola persona.
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Checklist para liderar sin estar presente durante la licencia de maternidad
- Evalúa la etapa de tu empresa: Si aún se depende de ti para cada proceso, empieza desde ya a delegar y documentar procedimientos.
- Asegura tu cobertura: Cotiza al sistema de salud o asegúrate de tener un respaldo financiero para cubrir tu licencia.
- Define un liderazgo interino: Prepara a la persona que tomará las riendas y establece protocolos claros.
- Comunica con anticipación: Habla con tu equipo, clientes y aliados. Genera confianza con claridad y empatía.
- Planifica tu regreso: Hazlo gradualmente. Tu retorno también es una transición que requiere cuidado.
- Sé flexible: Ajusta sobre la marcha, extiende tu licencia si lo necesitas y recuerda que tu bienestar es parte del éxito organizacional.
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Los pilares que permitieron una pausa real
La lección más poderosa de este período es que sí se puede desconectar, si se han sembrado las condiciones necesarias:
- Un equipo empoderado: La confianza mutua con mi equipo fue la base. Personas en roles críticos tomaron decisiones autónomamente, fortaleciendo la cohesión del grupo.
- Planeación, incluso parcial: Aunque el plan no fue perfecto, la comunicación temprana con mi equipo, aliados y socios preparó el terreno para mi ausencia.
- Procesos y estructura consolidados: Haber invertido tiempo en construir una cultura organizacional y procesos claros hizo que la empresa funcionara sin depender de mí.
- Políticas institucionales claras: Desde mi primera licencia implementamos políticas de maternidad y paternidad en Movilizatorio. Porque ser fundadora también significa construir entornos laborales justos y funcionales para todas y todos.
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Maternidad y liderazgo: el mismo músculo, diferente energía
Esta experiencia no solo transformó mi vida como mamá, también redefinió mi liderazgo:
- Delegar es liderar: Aprendí que no hacer todo no me hace menos líder. Confiar en otros y permitirles crecer fortalece la organización a largo plazo.
- Aceptar ayuda sin culpa: Durante mucho tiempo sentí que debía poder con todo. Pero entendí que la maternidad no es una pausa, sino un nuevo tipo de energía, y apoyarme en mi equipo, pareja y familia fue esencial.
- Redefinir el éxito profesional: Hoy sé que el éxito también es permitirnos estar presentes para nuestros hijos. Al volver, sentí que había ganado no
solo una familia más fuerte, sino también una empresa más resiliente.
“Tomarme la licencia de maternidad no fue una renuncia a mi rol como líder, fue una forma distinta de ejercerlo: liderar también es confiar, soltar y permitir que otros brillen”.
Esa frase me sostuvo durante mi ausencia y reafirmó mi convicción: la maternidad no debe ser un obstáculo para el liderazgo, sino una oportunidad para ejercerlo desde un lugar más humano y estratégico.
Las empresas que permiten pausas también son empresas que crecen
Liderar es construir una estructura que funcione más allá de una sola persona, una cultura que respete los ritmos de la vida y un equipo que pueda sostener el propósito colectivo incluso cuando una de sus líderes se detiene.
Más allá de demostrar que se puede ser mamá y CEO, lo que realmente quiero transmitir es que con planificación, estructura y confianza en el equipo, podemos
—y debemos— tomarnos las pausas que necesitamos. Ya sea por maternidad, por salud, por descanso o por deseo de vivir otra etapa, hacer una pausa no debería ser un lujo inalcanzable ni una amenaza para nuestra carrera.
Necesitamos normalizar que las lideresas también descansan, se recargan, sueltan. Y que al hacerlo no perdemos autoridad ni compromiso: nos vuelve más humanas, más estratégicas y más sostenibles. Las organizaciones que entienden esto están mejor preparadas para crecer.
A todas las mujeres que lideran, emprenden o sueñan con hacerlo: no estamos solas. Compartamos estas historias, apoyémonos entre nosotras y construyamos entornos donde hacer una pausa no sea la excepción, sino una posibilidad legítima y bien planificada.
*Juliana Uribe Villegas es CEO y cofundadora de Movilizatorio
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